El árbol más grande del condominio Hacienda no era solo un elemento del paisaje: era el corazón de este proyecto. Su sombra, su historia y su presencia nos obligaron a repensarlo todo, a diseñar escuchando a la naturaleza.
El terreno presentaba otro reto: una pendiente pronunciada que exigía creatividad y respeto por la topografía. Así nació la idea de abrir la casa al árbol y dejar que la vegetación y la luz dictan el ritmo de la vida.
Antes de cualquier boceto, antes de cualquier línea, escuchamos el lugar. Y entendimos que el verdadero lujo estaba en respetarlo.